Cuando el astronauta estadounidense Scott Kelly supo que a sus 51 años participaría en una misión de récord de la NASA, que por primera vez iba a poner a uno de sus astronautas un año en la Estación Espacial Internacional (EEI), mantuvo una reunión preparatoria de una rueda de prensa. Allí, planteó qué debía contestar si alguien se interesaba sobre si su viaje se aprovecharía para realizar estudios comparativos entre él y su hermano gemelo, Mark Kelly, también astronauta pero retirado, que se quedaría en la Tierra. Unas semanas después, un científico de la agencia espacial estadounidense le anunció a Scott que su idea había gustado a la comunidad científica, y desde el sábado es una realidad.
Kelly y el cosmonauta ruso Mijail Kornienko llegaron en la madrugada del pasado sábado a la EEI, tras un viaje en la nave Soyuz desde el cosmódromo Baikonur, de Kazajistán, de 6 horas. Durante el año que pasarán en ese ingenio que orbita a unos 400 kilómetros de la Tierra -la primera misión de larga duración para la NASA.
El hermano en el espacio enviará sus muestras de sangre aprovechando las visitas de transbordadores que durante el año llegarán a la EEI. La comparación con su hermano permitirá estudiar efectos médicos, biomédicos y psicológicos del aislamiento, la radiación y la microgravedad, analizando cambios en la actividad genética hasta alteraciones intestinales o de la vista.
Kelly ha asegurado que la investigación tiene como objetivo «intentar mitigar esos efectos para poder explorar algún día más allá de la órbita cercana a la Tierra, e ir más lejos de donde hemos ido hasta ahora». Solo el viaje para llegar a Marte, el primer planeta que se considera con potencial para exploración humana, llevaría al menos siete meses.
Kelly ha asegurado que la investigación tiene como objetivo «intentar mitigar esos efectos para poder explorar algún día más allá de la órbita cercana a la Tierra, e ir más lejos de donde hemos ido hasta ahora». Solo el viaje para llegar a Marte, el primer planeta que se considera con potencial para exploración humana, llevaría al menos siete meses.
Aunque se sabe que tal experimento es demasiado pequeño para obtener conclusiones definitivas, la posibilidad de estudiar a dos hermanos idénticos (con 1,5 millones de dólares de financiación) despierta entusiasmo entre los científicos involucrados, como Andrew Feinberg, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Antes de que él y Kornienko regresen a la Tierra en el 2016 se habrá superado otro récord. Con ellos ha viajado el cosmonauta ruso Gennady Padalka, que aunque solo pasará seis meses en la EEI, cuando regrese, será el humano que más tiempo acumulado ha pasado en el espacio: 878 días. Un viaje excepcional en todos los ámbitos.
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